En el masaje, como en otros campos, Rudolf Steiner ha sugerido aspectos novedosos. Los procesos terapéuticos producidos por el masaje se pueden resumir en 3 principios:
Que el masaje dado en la parte inferior, por debajo del diafragma, causa efectos en la parte superior u opuesta y al contrario.
Se establece así un intercambio entre polaridades del organismo humano igual a como resulta en la respiración con la relación entre inspiración y espiración como dos corrientes polares. De esta forma se superan unilateralidades equilibrándose.
Que el objetivo último del masaje es regular las funciones rítmicas, fuente de salud y de equilibrio en el organismo humano.
Que por el masaje se produce una activación del organismo calórico favoreciendo la autorregulación, ya que es el propio organismo el que desbloquea.
El Dr. Simeón Pressel (1945-1980), médico antroposófico de Sttutgart (Alemania), desarrollo un modelo de masaje basado en estos principios. La musculatura es el terreno desde donde este masaje ejerce este proceso curativo extendiéndose al resto de los órganos y sistemas.
Este masaje gracias a la composición de 2 partes, a la dinámica polar, a la alternancia y a los movimientos rítmicos origina unos efectos terapéuticos que abarcan todos lo ámbitos de la persona: fisiológico, anímicos y biográficos:
En la primera parte se trabaja en la parte inferior del cuerpo, piernas, nalgas y sacro. Con ello ayudamos al sistema metabólico a eliminar sustancias tóxicas favoreciendo procesos de eliminación. Complementariamente los pacientes experimentan una mejora en su pensar, que se vuelve más claro, creativo y ordenado.
En la segunda parte se trabaja la parte superior del cuerpo, zonas media y altas de la espalda, cuello y brazos. Con ello se favorece la regeneración del organismo y complementariamente se activa la voluntad, la motivación y nuevas expectativas.
Indicaciones: es especialmente beneficioso en problemas nerviosos, trastornos del sueño, depresión, estrés, trastornos psicosomáticos y cefaleas.
También en enfermedades crónicas del metabolismo (gota, diabetes, colesterol), enfermedades del corazón y del aparato respiratorio, alergias, debilidad del sistema inmunológico y enfermedades del sistema motor (fibromialgia, artrosis etc.).